El jefe de servicio de Cirugía Vascular de Cabueñes, portavoz nacional de los especialistas hasta ahora, es un trubieco con fama de saber hacer equipo y ser constante en su persecución de objetivos sanitarios.
El doctor Javier Álvarez es pura tenacidad. Ser pertinaz en sus objetivos le corre por las venas y por las arterias, esos tubos vitales que recorren el cuerpo humano haciendo circular la sangre, y que él se conoce tan bien porque a ellos está dedicado desde hace décadas como cirujano vascular. Es esa tenacidad un rasgo diferencial y el que destacan sus compañeros y también sus jefes, a los que sangra -nunca mejor dicho- con peticiones muy fundadas para una especialidad médica ya de por sí cara, porque todos saben del empeño que pone en sacar adelante todos los proyectos. Así que ahora que tiene en mente el Camino de Santiago nadie duda que pondrá empeño en descubrir cuantos más recorridos mejor: ya probó con éxito el camino francés y en breve enfrentará el camino del Norte. Debe ser otra forma de explorar arterias de circulación y comunicación.
Al jefe del servicio de Cirugía Vascular de Cabueñes -que hace sólo unos días entregó el testigo de la presidencia de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular que ha ostentado cuatro años- le gusta caminar, parece obvio. Pero también hacer piña con los suyos, buscar aliados y hacer equipos. Y sobre todo le gusta la medicina. La que ejerce desde hace más de tres décadas.
Nacido en Trubia, afincado en Oviedo, y encantado de trabajar en Gijón -así lo asegura con convencimiento-, hizo la carrera en la Universidad de Oviedo y se formó como especialista también en la capital asturiana, en el Hospital Covadonga, siendo su referente el doctor García Pumarino. Con él, siendo residente, ya venía a Gijón -en concreto al hospital de Jove- a operar pacientes del área.
Así que con Gijón ya tenía un cierto enlace antes de que en 2003 llegara a Cabueñes, junto al doctor Manuel Vallina-Victorero, para hacerse cargo ambos de la puesta en marcha de un servicio tan ansiado como largamente retrasado: el de Cirugía Vascular. Fue el 1 de marzo de 2003, como bien recuerdan muchos en la casa.
Llegó con una comisión de trabajo y pese a tener oportunidades de andar más mundo, aquí se ha quedado. Eso incluye Gijón y, por extensión, Asturias, ya que sus fuertes vínculos con la región le han impedido siempre poner rumbo a otras geografías. Hasta renunció a su plaza en Burgos cuando la de Asturias aún no la tenía consolidada. Y él mismo asegura que poner en marcha un servicio de la especialidad en su tierra, a su forma y manera, para dar servicio a la población asturiana, es de las mayores aspiraciones que nunca pudo haber soñado.
Pero quien interprete lo anterior como una falta de ambición por parte del doctor Álvarez no va bien encaminado. Ambiciones en lo relativo al desarrollo profesional las tiene todas. Para sí, y dicen que también para todos los que le rodean, a los que ayuda e incentiva siempre para que publiquen, se formen, se superespecialicen y no se estanquen. Un estímulo que seguro que aplica, también, a sus hijos, Rubén y Patricia, que van por la misma senda médica de los padres, uno como anestesista y la otra acabando la formación. El pilar femenino de la casa, Emilia Álvarez, falleció en abril del pasado año, un golpe del que aún intenta recuperarse el doctor Álvarez, que tenía en su esposa una aliada en todos los frentes, siendo como era directora médica de Sanitas en Asturias.
Como la cosa va de estímulos, el doctor Álvarez acaba de cubrir otro objetivo que se puso algún día, durante su presidencia de la Sociedad nacional de especialistas. Quiso traer a Asturias el congreso de los cirujanos vasculares de España, y lo logró esta semana, juntando en el recinto ferial Luis Adaro a casi 400 expertos -del millar que compone la sociedad- para debatir, poner en común y dar forma a la angiología y la cirugía vascular del futuro inmediato. En ese mismo escenario ferial le ha dado el testigo del liderazgo nacional al cirujano Valentín Fernández Valenzuela (Badajoz, 1957), con el que ha hecho equipo en estos años. Y seguro que le ha dejado bien remarcado que tiene que seguir insistiendo ante las autoridades de todo el país, en la necesidad de poner en marcha cribados poblacionales para detectar Aneurismas de Aorta Abdominal, unas dilataciones de la aorta que son potencialmente mortales y que se pueden reparar con controles preventivos a los varones mayores de 65 años. Esa petición la llevó Luis Javier Álvarez ante la misma exministra Ana Mato, y como aún no le hacen caso, esta semana se montó con la excusa del congreso nacional de vasculares, su propio cribado poblacional en una carpa instalada en El Náutico, donde se realizaron casi 400 ecografías gratuitas. Para que los gestores vieran lo barato y fácil que puede resultar esa decisión sanitaria.